POR CIPRIÁN A. CABRERA BERNAT
El primer párrafo de la "Relación de la villa de Santa María de la Victoria", de 1579, contiene una gran riqueza informativa: "Esta provincia se dice la provincia de Tabasco a causa de que el señor de este pueblo se decía Tavasco [Tabasco] y el nombre del pueblo se decía Potonchan, que en la lengua castellana se dice lengua chontal, casi como si dijéramos lengua bárbara, porque chontal en la lengua mexicana quiere decir bárbaro, y así este pueblo se decía Potonchan que es la lengua más común en esta provincia y como se llamaba el señor de este pueblo Tabasco, dícese la provincia de Tabasco [Tabasco]" (Centro de Estudios Mayas, UNAM, Relaciones histórico-geográficas de la gobernación de Yucatán, vol. II, p. 415 —los corchetes son de los editores).
Tabasco era pues, el nombre del gobernante y el de la provincia o entidad política, y Potonchán el de la población y del idioma que hablaban. Tabasco es palabra de origen nahua, proviene de cipacti: pez espada, cocodrilo, y los afijos ta, putún y co, nahua, que significan lugar: Tacipacco, "lugar del cocodrilo". Potonchán significa "Serpiente Putún". Putún significa "acarreador" y probablemente se refiere al oficio de mercader.
El nombre putún fue desechado por los indígenas después de la llegada de los españoles y prefirieron llamarse a sí mismos chontales. Blom y La Farge encontraron el término "yokothán" en la década de 1920 en San Carlos, Macuspana y lo dieron a conocer. A partir de la década de 1990 se fué utilizando cada vez más y hoy es el que se suele usar por los hablantes de la lengua en Tabasco para referirse a su propio idioma. Este término ha venido a dignificar el uso de su lenguaje y es bienvenido; sin embargo, para referirme a los tiempos prehispánicos, utilizaré la palabra "putún", que es la que suelen emplear los mayistas.
La expansión putún de los tiempos del período Posclásico es uno de los temas de nuestra historia prehispánica más apasionantes: expansión hacia el alto Usumacinta y el río de la Pasión; hacia Chetumal, Bacalar y la isla de Cozumel; hacia Chichén Itzá y el norte de Yucatán; hacia Chiapas y el altiplano guatemanteco. Se habla de Kukulcán, de Votán, de Nácxit, de Gucumatz, como líderes "culebras" militares y civilizadores. En Yucatán se habla de la Gran Bajada y la Pequeña Bajada (la Gran Bajada parece ser la de los putún-itzaes que llegaron procedentes de Chetumal, en una migración de hombres, mujeres, niños y ancianos narrada en los libros del Chilam Balam, y la Pequeña Bajada la de los guerreros toltecas dirigidos por Kukulcán, que construyeron una sección de Chichén Itzá conocida como la Nueva Chichén). Hubo muchas incursiones generalmente militares conformadas por toltecas, putunes y nahuas. Y no debemos olvidar que la Tula Xicocotitlan de Hidalgo era un Estado multiétnico (es decir, formado por muchas etnias, entre ellas los tolteca chichimecas, los nonoalcas, los huastecos, etc.).
Los itzaes presentan ciclos de migración que se repiten en el Chilam Balam en distintas épocas. Los nombres geográficos más recurrentes son Chetumal, Chichén Itzá, Chakamputún o Chikinputún, Tayasal, Bacalar. Ellos van y vienen de estos sitios.
Considero que la clave para identificar a los itzaes con los putunes de Acalan es Chetumal: ambos grupos parten de allí. El héroe culebra de Chiapas, Votán, también tiene su origen en Chetumal. Pienso que los putunes acalanes son los itzaes y que ellos mismo son los que llegan a Chiapas con Votán. Por cierto, este personaje establece alianza matrimonial con grupos nahuas llamados tzequiles, que también eran "culebras" (Jan de Vos, La paz de Dios y del rey, pp. 36 y 304). Nácxit, el héroe culebra de los altos de Guatemala, está también muy relacionado con Chichén Itzá. Por todo esto, considero que los putunes de Acalan tuvieron un papel protagónico en estos eventos. Champotón pudo haber sido capital suya en un período anterior a Itzamkanac.
Jonuta y Xicalango también deben haber jugado un papel muy importante. Y Potonchán, en Seibal (Thompson). Los nahuas presentes en todos estos acontecimientos, eran de la costa del Golfo, hablaban el náhuat y muchos de ellos probablemente procedían de la Teotihuacan caída, es decir, eran los llamados "pipiles" (algunos de los cuales llegaron, por lo menos, hasta el Salvador).
Los libros de Chilam Balam repiten una duda: "Estaban en Chichén los Itzaes... ¿Vinieron o estaban?"; "¡No fue que llegaron a Chichén los Itzaes! ¿Llegaron o estaban?".
Tal vez las dos cosas: llegaron en la Gran Bajada y estaban cuando llegó Kukulcán en la Pequeña Bajada.
(Enrique Florescano, ubica, erróneamente, la Gran Bajada como procedente de occidente y la Pequeña Bajada de oriente —Los orígenes del poder en Mesoamérica Taurus, 2022, p. 346).
En otro texto, Florescano nos dice que "la investigación reciente ha dado a conocer que el acto de investidura de los nuevos gobernantes comenzó en Teotihuacán a principios de la época Clásica". (Dioses y héroes, p.139). Lo cual nos habla de la importancia de Teotihuacan. Es en el Posclásico, sin embargo, cuando más vemos que, en toda Mesoamérica, los caudillos militares buscan su legitimación en alguna "Tula" (gran ciudad con prestigio "Tolteca", como Cholula o Chichen-Itzá). Ejemplo: el héroe guerrero de la mixteca oaxaqueña 8 Venado Garra de Jaguar, quien parte hacia Cholula el año de 1097 para que le coloquen la nariguera de turquesa que le confiere el rango de tecuhtli (Florescano, Ídem).
Es un panorama muy enriquecedor sobre un período muy poco difundido de la historia mesoamericana. Muchas felicidades por el blog, celebro que tus textos estén disponibles en la web.
ResponderBorrarGracias, Francisco. Estos temas de nuestra historia prehispánica son apasionantes y están todavía en construcción (son de los que más se van enriqueciendo y modificando; por ejemplo, el sitio Aguada Fénix —cerca de El Triunfo, Balancán— está aportando muchos datos para entender mejor la relación entre los olmecas y los mayas).
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